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Finalidad

Puntos de

partida y

objetivos

básicos

PRESENTACIÓN

 

“Sólo la poesía salva del olvido lo que muchos en largas horas de discursos

 y conversaciones quisieron decir sin lograrlo”.

(https://www.semana.com/para-que-sirve-poesia/62216-3/)

 

Durante el año 2020, nos topamos en diversos recitales desde la virtualidad; por un lado, Contagio Poesía desde Risaralda y por otro la Colectiva Aquelarre Poético de Nariño. Iniciativas emparentadas con un significativo acervo de producción literaria manifiesto desde la empatía y dinamismo colaborativo que afloró durante la pandemia y con resultados meritorios. Fue Risaralda con la participación de sesenta y seis poetas que expusieron su talento mediante videos y la Antología virtual Voces Inéditas, enriquecida con cuarenta artistas locales, nacionales e internacionales de reconocida trayectoria. Sumado Nariño con trece poetisas, gestora e invitadas a varios recitales, coautoras de la Antología Fisuras y Cicatrices. Poesía desplegada en espacios locales, nacionales y uno internacional. Así, con diferentes enfoques, diversidad e impulso creativo desde lo visceral del dolor y la esperanza, a partir la concurrencia intercultural, territorial. Pinceladas de memoria histórica y defensa de los Derechos Humanos.

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La experiencia aquí expresa fue abono que permitió continuar con el Proyecto de autoría corporativa nominado ¡UYAYAY! COLECTIVO POÉTICO, organismo que integra los departamentos de Antioquia, Risaralda y Nariño. Quienes lo constituimos, escribimos desde las catarsis a la empatía de masas, conmemoramos, fomentamos la vida, la paz, forjamos activismo social y ambiental; aportamos recitales, talleres de producción, gestión, denuncia, en pro de salir de las cavernas enfermizas e inhóspitas en que estamos. 

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Somos testimonio contra el oprobio, abrazo de tolerancia en la diferencia, acto de reconciliación, salvaguarda de la madre tierra y activismo social desde la escritura. Conjuramos poesía desde las marcas, improntas y sentires. Las pulsiones virulentas que estaban atascadas tras el nudo herrumbroso en la garganta y las vísceras mentales, se hacen inspiración, esperanza, sosiego y goce del autoencuentro. Se puede alzar el grito y seguir la travesía, rozar la utopía, exhalar cantos por las aristas de los bozales, porque la palabra es cauce que se cuela por todos los boquetes y acantilados del mundo para recuperar la calma, es alborada y fuerza que desanuda pesadumbres y se resiste a aquietarse en los anaqueles del olvido.

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Abrir el ánfora de las marcas guardadas, inveteradas, silenciadas y confinadas al mutismo legado por la guerra, es labrar poesía, recrear el sendero de la expresión pespuntada, esculpir el dolor y la resistencia; mitigar el dolor de las heridas, plasmarlo en contubernio en la Memoria Histórica. Poetizar es extraer desde las entrañas eso guardado en cada poro como patrimonio inmaterial, grito en pandemia, estallido contra el quebranto del planeta.

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